7.5 millones de dólares de los emires de Qatar a ocho jugadores de la selección ecuatoriana. ¿Qué finalidad? Perder 1-0 en el segundo tiempo del primer partido del mundial.
El mundial se celebra en un país con una cultura futbolística prácticamente inexistente, donde lo único importante es el dinero ilimitado que tiene el país para celebrar una Copa del Mundo totalmente planificada. Durante años este evento se ha visto envuelto en polémicas, escándalos, sobornos, accidentes laborales, etc.
Los escándalos financieros de Qatar
Debemos remontarnos doce años atrás para ver los inicios turbulentos que rodearon a la Copa del Mundo que inicia hoy.
Año 2010, mes de noviembre. El entonces presidente del gobierno francés, Nicolas Sarkozy, celebró una cena en el Elíseo a la que asistieron tanto el presidente de la UEFA del momento, Michel Platini, y el entonces príncipe heredero y actual emir de Qatar Tamir bin Hamad entre otros.



Ninguno de ellos admitió las influencias que rodaron sobre la mesa esa noche, pero Platini cambió su voto a Qatar en el momento de la selección del lugar del mundial, cuando anteriormente era un fiel fanático de la celebración en los Estados Unidos. Tiempo después declaró que ”recibió una orden de interés de Francia”, y acabaron arrestándole en 2019 por formar parte del escándalo.
A estos actos se les suma los 1.5 millones de dólares recaudados por representantes africanos para que votasen a favor de Qatar, y dos millones entregados para comprar el voto de Jack Warner (forma parte del comité), y 5 millones a otros funcionarios de la FIFA, según correos electrónicos filtrados, transacciones bancarias y cartas.
Los medios de comunicación también forman parte de esta lluvia de billetes proveniente de Qatar: Al Jazeera pagó 400 millones de dólares a la FIFA por los derechos televisivos del mundial, y poco tiempo después el Sunday Times reveló que también se comprometieron a depositar 100 millones de dólares en una cuenta de FIFA si Qatar quedaba como la seleccionada para la Copa del Mundo.
Estadios construidos sobre cadáveres
Qatar es un país con una nula tradición futbolística. En el momento de su elección no contaba ni con la más mínima infraestructura para presidir un evento de tales dimensiones. En tiempo récord se construyeron estadios gracias a cientos de miles de migrantes procedentes de India, Nepal, Pakistan o Bangladesh.



Estos esclavos del siglo XXI, trabajaban más de ocho horas diarias a temperaturas por encima de los 40ºC, con sus pasaportes confiscados para que no pudiesen huir. Todo por unos 200 dólares al mes.
Amnistía Internacional denunció en 2013 la grave explotación que sufrieron estos migrantes, algunos obligados incluso a firmar un documento falso donde admitían haber cobrado sus salarios.
La muerte confirmada de 6.500 trabajadores (probablemente muchos más), es lo que esconde debajo los lujosos y modernos estadios.
Las violaciones de los derechos humanos, el espíritu del deporte, y la dignidad moral del evento se han visto cubiertos por billetes de dólar que convierten a este mundial manchado de sangre, en un completo guion.
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